lunes, 16 de abril de 2012

BAFICI 2012: Meeting people is easy, por Luciano Alonso

Siempre que veo un, así llamado, documental sobre una, así llamada, banda de rock, me pregunto si lo que veo me sorprende o me emociona porque el cariño que siento por la banda precede al documental per se. Alguna vez querría hacer el experimento de ver un documental sobre una banda que no conociera para nada, que me resulte totalmente extraña. Sospecho que es el cariño previo el que cohesiona todas esas imágenes que, de otra manera, tal vez no tengan sentido. De cualquier manera, se trata de una pura especulación teórica. Entiendo que nunca es lo mismo ver un documental sobre sucesos o personajes que nos tocan afectivamente que sobre aquellos a los que asistimos como turistas indiferentes o curiosos. Entiendo que estas cuestiones teóricas son propias de cualquier reflexión sobre el cine documental. También entiendo que me estoy yendo por las ramas. La cuestión es que amo Radiohead. Los amo desde que los escuché por primera vez y, aunque hoy día parezca un cliché, les juro que los escuché antes de que editen Ok computer. Aunque confieso que fue Ok computer el disco que me rompió la cabeza. Dicho lo cual, la fórmula de argumentación teórica parece infalible: Si te gusta A y B hace un documental sobre A, te gustará lo que hace B. Soy la persona involucrada en esta fórmula, así que dudo ser objetivo. Si me esfuerzo y lo intento, de cualquier manera me parece que el documental sigue funcionando. ¿Será que no consigo ser del todo objetivo o será que el documental efectivamente es bueno? Pues, sigo sin poder dilucidarlo del todo. No conozco a nadie que no le guste la banda y que haya ido a ver el documental. Después de todo… si no te gusta el documental… ¿para qué molestarse en ir? ¿No? (Eso mismo se deben preguntar los grandes documentalistas, mientras cuentan las últimas monedas para intentar comprarse la cena o el almuerzo).

Somos pésimos espectadores de cine documental. Sólo vamos a ver aquellos que nos entusiasman previamente, por una razón o por otra. No nos dejamos sorprender ni cultivar, digo yo, que saqué entradas para todas las películas de la sección “Odiseas del espacio” (el que no entienda la ironía puede preguntar por inbox). No obstante lo cual, me parece que “Meeting people is easy” tiene al menos tres grandes momentos que sospecho que son funcionales tanto para el que ama previamente a Radiohead, como para el que no, a mi entender esos momentos son:

*Thom Yorke dejando que la gente cante Creep (él ya no tiene ni ganas de cantarla)

*Thom Yorke grabando el video de No surprises, recreando a Houdini, llevando su capacidad de aguantar la respiración bajo el agua al límite.

*Thom Yorke dando una entrevista, en la que responde que toda la fama lo ha cambiado definitivamente y que probablemente lo ha vuelto loco.

Definitivamente, no se trata de un documental tradicional. En realidad, ni siquiera estoy seguro que se trate de un documental. A fin de cuentas, es una película rarísima, sobre una banda rarísima y lo que parece querer reflejar es la otra cara de una fama ascendente cuya explicación no puede sino ser irracional, como cualquier explicación posible que justifique el caprichoso y aparentemente azaroso gusto de las masas.

Se puede ver entero en youtube. De cualquier manera, verlo en el cine a las once de la mañana, rodeado de emos vespertinos, fue una experiencia sinceramente extraña. Estuve toda la tarde tarareando creep. Me sentí tonto y joven nuevamente y fui feliz por un rato.

¿Qué más podría pedir?



1 comentario:

  1. Librero, lo he leído y paso a comentar, no sobre el documental en sí ni la banda Cabeza de Radio, sino que quisiera contar algo sobre el tema “Documentales” (experiencia personal): conocí a Daniel Johnston por un comentario en Fotolog hace muchísimos años (no era flogger sino que subía dibujos, Ayar Blasco me introdujo en ese mundo) de alguien que juraba que me iba a gustar ese músico. No existía aún “The Devil and Daniel Johnston” ni nada y por una u otra cosa no le presté atención a ese comentario y olvidé el nombre de dicho autor, hasta una noche insomne que agarré empezado el documental en I-Sat (me da muchísima vergüenza decir que lo conocí por el documental, siento que estoy en falta con quien juró en un comentario algo que era totalmente cierto), la cosa es que no sabía si el documental era real o no (como me pasó con Spinal Tap), todo era surrealista y muy extraño, pero me emocionó demasiado todo, la historia de él, Laurie y las letras subtituladas eran perfectas (como la música lo es, Daniel es un compositor excelente). Se me puso la piel de gallina con el video de él con una sabana fantasmal cantando “Something last a long time” (y hasta conozco gente que lloró viendo eso). Ese documental está bien hecho, porque la historia en sí es interesante de contar. Pero he visto documentales sobre temas totalmente aburridos como los anabólicos que están contados de una manera genial (Casi siempre que veo un documental en I-Sat sé que es bueno, el de los anabólicos tiene cosas geniales, no sé cómo se llama y también lo vi en una madrugada insomne, como el de cine australiano, la trilogía de censura en el cine, el de un pintor de grafitis vándalo que termina trabajando para el gobierno, y mi documental favorito (genialidad total) sobre un tipo que quiere batir el record del Donkey Kong para Arcade (“King of the Kong”), que es una clase magistral de cómo hacer documentales).
    Ahora volviendo a “documental de banda”, me pasó por ejemplo con el documental de Scott Walker (músico que no conocía hasta que me pasaron el documental), que era tan aburrido el documental que no lo terminé y nunca pude escuchar a Scott Walker. Y a veces las películas sobre músicos me gustan más que los músicos en sí (Esto me pasa con libros también, estoy fascinado con la biografía de Miguel Abuelo y su poesía pero no me llega del mismo modo su música). Una cosa es contar una historia y otra vender una banda. El documentalista no tiene la obligación de vender a la banda, si la banda es buena el documental se hace solo en cuanto a materia prima, el esfuerzo del documentalista es vender una película, generar una historia en base a algo real.
    Bueno, esto podría seguir pero tengo que seguir trabajando, simplemente este es mi punto de vista como mirador de documentales raros y de artistas que ignoro.
    Saludos
    Magrio

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