martes, 21 de agosto de 2012

Trauma Cinéfilo recomienda:

Si querés aprender más sobre cine en un clima cálido, pasional y enriquecedor no lo dudes más, anotate ya en los prometedores nuevos cursos del gran crítico de cine Marcos Vieytes que además de aportarte decenas de herramientas para amar aún más al arte cinematográfico endulza tu vida con Tita, Rodesia, Bon o bon y crocantes de miel, sésamo, girasol y amapola al finalizar cada clase.

Cursos de septiembre: 4 bárbaros en Hollywood y 4 asiáticos contemporáneos

Hollywood bárbaro


Las cuatro películas de este curso tienen en común la barbarie, 
entendiendo barbarie como pasión, afecto expresado primitiva
 y brutalmente en ocasiones, extranjería en un par de casos, 
excepción a la norma sin salirse del sistema de estudios, creatividad
 no sujeta a la corrección política. Los cuatro directores de este 
grupo incluyen a un viejo zorro del Hollywood clásico que nunca se dejó domesticar (Samuel Füller), dos europeos que amaban el espectáculo
 y la transgresión (el británico Boorman y el holandés Verhoeven), 
y un miembro de la generación del 70 que pagó el precio de su
 frontal extremismo (Friedkin, de Contacto en Francia y El exorcista). 
Los cuatro sabían contar historias como los dioses y bailar
 con el diablo.

Fecha: Miércoles 5, 12, 19 y 26 de Septiembre, 
de 19:30 a 21:30 hs.
Otra fecha: Sábados 8, 15, 22  y 29 de Septiembre, 
de 10:30 a 12:30 hs.
Lugar: Avda. Congreso y Avda. Cabildo. Valor: $180.-
Informes e inscripción: marcosvieytes@hotmail.com 
/ 15-6554-4721 /            4784-1292      


Deliverance (John Boorman): El camino del héroe atraviesa 
el sur profundo – Violación y poder: hacerse hombre – Duelo 
de banjos – Ser es caminar sobre el agua y ascender por un acantilado – 
La primera mirada: aventura y descubrimiento – La iglesia rodante – 
Bebés, gordura y simbología de los roles cómicos clásicos.










White Dog (Samuel Füller): El cineasta sensacionalista – Novela 
negra, periodismo amarillo y cine – El perro racista – La ternura
 de los brutos – Cómo impactar sin efectos especiales: ética de la espectacularidad – Mirar a Europa con desconfianza: clase B 
y Nouvelle Vague – Hollywood como Arca de Noé.
Flesh + Blood (Paul Verhoeven): La pandilla salvaje medieval 
– Elogio de la vulgaridad – Codicia y la lujuria – La armada 
pantagruélica: licencias del grotesco – El poder por asalto o el ascenso
 social de los desconocidos de siempre – Fantasía femenina 
de la violación – Tenebrismo carnal y feísmo estimulante. 










Vivir y morir en Los Angeles (William Friedkin):
 Entre el clasicismo físico de los 70 y el colorismo vistoso 
de los 80 – Policial negro y amoralidad contemporánea – Disparar 
a la cara – Arte moderno y sexualidad – Virtuosismo de 
la persecución automovilística – El sexo del Mal – Tensión entre
 narrativa seca y composición estilizada.


Pintar lo que pasa: 4 cineastas asiáticos
Hay pocos cineastas a los que les importe tanto la composición
 –visual y sonora- como a estos cuatro directores orientales contemporáneos. Podemos decir que pintan lo que pasa porque están obsesionados con 
registrar lo pasajero –el tiempo y las relaciones en el tiempo-  tanto como 
preocupados por el entorno cultural que moldea a sus personajes. 
Dedicaremos un encuentro a cada director, en el que se proyectarán
 fragmentos de sus películas, analizadas en relación con la cinematografía 
de sus respectivos países, con el cine moderno europeo y con Hollywood.

Fecha: Jueves 6, 13, 27 de Septiembre y jueves 4 de Octubre, 
de 19:30 a 21:30 hs.
Lugar: Avda. Congreso y Avda. Cabildo. Valor: $180.-
Informes e inscripción: marcosvieytes@hotmail.com
 / 15-6554-4721 /            4784-1292      


Kim Ki-duk (Corea del Sur): La violencia estilizada – Egon 
Schiele junto a Playboy – La elocuencia del silencio 
– La división de un país – Punto de vista flotante – 
Voyeurismo y religiosidad

Takeshi Kitano (Japón): La lírica brutal – El gángster artista
 – Cine de género y arte moderno – La violencia cómica – 
Esperas y desvíos – Recuperación de la infancia.

Wong Kar-wai (Hong Kong): Ralenti, fragmentación y ritmo – 
El montaje musical – El tiempo como plazo – Miradas y memoria - 
El dolor del encierro: nostalgia, melancolía y soledad.

Hou Hsiao-hsien (Taiwán): El hombre que filmaba pasar los trenes –
Su relación con el cine japonés – Bloques de color – Desorientaciones y desplazamientos – La Historia vista a través de lo doméstico – 
Luz y pulso.

miércoles, 15 de agosto de 2012

No sufras porque en el cine hay una película del chueco. La solución al malestar se encuentra en Viamonte 2045.


¡FILMOTECA EN VIVO! - Viamonte 2045 –

viernes 17, a las 20hs. EL CUCHILLO BAJO EL AGUA, ópera prima de Roman Polanski;
a las 22hs. INVASIÓN de Hugo Santiago.
sábado 18, a las 20.30hs. ALPHAVILLE de Jean-Luc Godard,
y a las 22.30hs. NOCHE ALUCINANTE de Sam Raimi.
domingo 19, a las 17.30hs. LOS CABALLEROS DE LA MESA CUADRADA de Terry Jones y Terry Gilliam, con los Monty Python, y a las 19:15hs. CORAZÓN SALVAJE, de David Lynch.
¡Todas copias nuevas en 35mm.!

miércoles, 25 de julio de 2012

Trauma Cinéfilo se enorgullece en anunciarles que tenemos un crítico de lujo invitado que hará la cobertura del esperado y ansiado BAZOFI.


Con ustedes: Diego Trerotola

Cuestionario Trauma Cinéfilo

1) ¿A qué le tenés miedo?: 
A las alturas reales y de ficción (¿o hay diferencia entre miedo y fobia?), a que desaparezca el invierno, a que mi casa se llene de plantas en macetas, a los que hacen tributo de Joaquín Sabina, a que los gatos me ignoren, a que yo no cambie más. Creo que son miedos menores, nunca tuve un ataque de pánico ni nada parecido y a veces tengo miedo de no tener miedo, como dice una novela de Gombrowicz.

2) Tus 5 directores favoritos:
John Waters, Betzy Bromberg, Tsai Ming-liang, Joe Dante, Jack Smith

3) Tus 10 películas preferidas:
Son nueve largos y una compilación de cortos: Pink Flamingos, Sherlock Jr., A Darkness Swallowed, Dumbo, El gato negro (Ulmer), Ensayo de un crimen, Flaming Creatures, Gremlins, Ere Erera Baleibu Icik Subua Arauren. 
Cortos: Window Water Baby Moving, 31/75: Asyl, Pets, Blocking, Scorpio Rising, Heliografía, La banana y el mono, München-Berlin Wanderung, Mario Banana, Award Presentation to Andy Warhol, Motion Picture N° 1

4) Una película perfecta:
Office Space

5) Un director al que detestás:
Podría ser Sam Mendes, vi dos de sus películas y abandoné.

6) Un amor platónico cinéfilo: 
Luis Politti (que, como está muerto, será siempre platónico) y Francis Ford Coppola (con quien me gustaría romper el platonismo)

7) ¿Qué es para vos el cine?: 
Mirar por la ventanilla de un tren en movimiento. La crítica (para mí no hay cine sin crítica) es el nombre que le pongo a la estación donde me gusta bajar a oler el paisaje.

8) ¿Cuál fue el máximo de películas que viste en un día?: 
Creo que siete, durante alguno de esos días perfectos de los festivales de cine, donde la grilla jugó a favor de mi glotonería.

9) Tu mayor trauma cinéfilo: 
No haber visto en fílmico Doble de cuerpo

10) Una película que descubriste últimamente: 
The Thief (1952) de Russell Rouse

11) La película que nunca terminarás de entender: 
Animal Crackers

12) La película que más veces viste: 
Pink Flamingos

13) La película que te da vergüenza decir que te encanta: 
No se me ocurre ninguna. Me daría vergüenza que me gustase 2046.

14) Una película de la que te levantaste y te fuiste: 
Cientos de veces me levanté... En 21 gramos, por ejemplo, me fui al baño, hice un paseo y volví a la sala para poder putearla con más fundamentos. 

15) Una película que detestaste y después te terminó convenciendo o viceversa:
Tonto y retonto, tal vez porque la vi en el momento que estaba asqueado de Jim Carrey.



Cobertura BAZOFI d’hiver por Diego Trerotola

Marx de fondo

Función inaugural: El hombre anfibio (Chelovek-Anfibiya, Unión Soviética-1962) de Vladimir Cheblotaryoy y Gennadi Kazansky, c/Vladimir Korenev, Anastasiya Vertinskaya, Mikhail Kozakov, Anatoliy Smiranin.


En el fondo del mar no hay ricos ni pobres”, le justifica ideológicamente el Doctor Salvador al periodista Olsen, explicando su plan de crear una nueva civilización submarina para eliminar la lucha de clases. “Una república de ahogados”, le retruca Olsen tras escuchar el detalle de un proyecto tan ridículo. El plan del Doctor Salvador se basa en la experiencia con su hijo Ictiandro que, como su nombre etimológicamente lo adelanta, tiene un implante de branquias de tiburón que lo convirtieron en el anfibio del título. Ese científico podría ser el protagonista de un delirio de ciencia ficción de los 50 en EE.UU., pero es su opuesto diametral en épocas de Guerra Fría: se trata de un excéntrico personaje de una película de marxismo subacuático, tal vez única en su género. Y aunque no se relacione directamente con el cine fantástico made in USA, no tiene nada que envidiarle al ingenio estrafalario de la dirección de arte del Hollywood clase A y/o B: hay ascensores esféricos, decorados geométricos de un constructivismo de saldo, pasadizos secretos tras columnas y mapas gigantes, grutas con estalactitas llenas de bijou.

Lo insuperable y lo generoso de la película son las secuencias subacuáticas, en especial aquella que retrata el hundimiento de la heroína, llamada Gutierre (sic), cuando es atacada por un tiburón y salvada por Ictiandro. Si se piensa que el hombre anfibio es un adelanto bolchevique de El hombre de la Atlántida o una adaptación soviética de Aquaman, la realidad fílmica de Cheblotaryoy & Kazansky supera en brillo a cualquier ficción marítima: el traje de buzo de Ictiandro está cubierto de lentejuelas, igual que sus antiparras, y esas falsas escamas resplandecientes parecen adelantar, en vanguardismo sensual, a una versión submarina del Bowie de Ziggy Stardust con el casco de El fantasma del Paraíso de De Palma, especialmente porque además de anfibio, el actor que interpreta al personajes tiene alto voltaje andrógino. Sí, se trata de marxismo ambiguo y glam pasado por agua, un acuático festín de pop soviético, si es que eso existe.

Si todavía faltaba algo para agregarle excentricismo a la película, la acción transcurre en una escenificada ciudad latinoamericana, que vendría a ser ¡Buenos Aires!, por los carteles de neón nocturnos que fueron filmados por acá y anuncian marcas locales como la yerba “Nobleza Gaucha”, por poner un ejemplo. Y aunque el nombre de la ciudad no se lee nunca en los subtítulos de la copia de la Filmoteca, un blog informado sobre cine ruso confirma este dato, tal vez extraído de alguna sinopsis oficial (http://cinerusia.blogspot.com.ar/2011/12/el-hombre-anfibio.html). Obviamente, la ciudad de pescadores que la película pone en escena no se parece en nada a alguna costa bañada por el Río de la Plata o el Océano Atlántico, más bien es una estampa distorsionada de un pueblo mexicano, como una versión de ¡Qué viva México! de Eisenstein trastocada en álbum de figuritas por Cromy.

La trama tiene algo de cine fantástico y de aventuras, a veces amaga con ser una de piratas, pero finalmente se desvía para el lado del melodrama cándido donde Pedro Zurita, ricachón medio pirata, intenta cazar al joven anfibio, mediomundo mediante, para obligarlo a encontrar las perlas del fondo del mar que le permitirán engrosar su fortuna. Zurita y Ictiandro también se enfrenten por el amor de Gutierre. Entre situaciones ajustadas de folletín y primeros planos congelados en la elocuencia del gesto sufriente, también hay lugar para la diáfana sabiduría del diálogo:
Gutierre: Es un amor a primera vista
Ictiandro:¿Acaso existe otra clase de amor?

Aunque el preciosismo visual del sistema de color soviético condena a la película a una belleza sostenida hasta casi empalagar, y seguro para lograr eso fueron necesarios no uno sino dos directores, es casi imposible dejar de sentir un amor cinéfilo a primera vista, sobre todo cuando Ictiandro se desliza bajo el agua (o incluso cuando salta por el aire para atravesar una vidriera) con una gracia ondulante como de sirena, que también parece tener como objetivo el desvío de cada voyeur. Por eso es bueno advertir que El hombre anfibio tiene una alta dosis de hipnótico delirio visual, un descontrol para los ojos, y hay que tener cuidado de no quedar vizco al final de la película.









miércoles, 18 de julio de 2012

Extra, extra!. Mañana comienza el BAZOFI!.

ATENCIÓN CINÉFILOS
Mañana jueves 19 de Julio comienza la segunda edición del BAZOFI programado y presentado por Fabio Manes y Fernando Martin Peña.
















Lugar: Viamonte 2045
Programación: 
Jueves 19, 20.30hs: Función inaugural - EL HOMBRE ANFIBIO (URSS, 1962) de Vladimir Chebotaryov y Gennadi Kazansky.
Viernes 20, 20hs. Foco Satán – LA POSESA (Italia, 1974) de Mario Gariazzo, c/Stella Carnacina, Ivan Rassimov. 92’. 21.45hs. Programa especial de educación sexual (actividad gratuita). 22.30hs. EL JINETE SHAOLÍN (Hong Kong, ¿?) de ¿? con ¿?, obra maestra misteriosa de artes marciales ¡con autómatas y mutilados en CinemaScope! 90’
Sábado 21, 20hs. Foco Rin Tin Tin – UN GRITO EN LA NOCHE o LA PRESA DEL CÓNDOR (Night Cry, EUA-1926) de Herman Raymaker, c/¡Rin Tin Tin! y música en vivo por Fernando Kabusacki y los de Fuego. 21.15hs. Foco Espacial – COSMOS CON MÚSICA EN VIVO – Selección de documentales sobre el infinito y más allá. 22.30hs. Homenaje a Ivan Mozzhukhin – CASANOVA (Francia, 1927) de Alexandre Volkoff, c/Ivan Mozzhukhin (¡maestro!) en copia única con hermosos virados en colores y música en vivo.
Domngo 22, 17hs. Foco cine español más bueno que la mierda – EL CLAN DE LOS NAZARENOS (España, 1975) de Joaquín Luis Romero Marchent, c/Javier Escrivá y Alexandra Bastedo. 90’. 18.30: Festival de TRAILERS DE SANDRO (actividad gratuita). 19.30hs. GITANO (Argentina, 1970) de Emilio Vieyra, c/Sandro y Soledad Silveyra. 90’ de pura alegría.
Jueves 26: 20.30hs. Foco nazis yanquis y yonquis - HEIL! (EUA, 1973) de Fred Levinson, c/Dan Resin, Richard Shull. 85 distópicos minutos.
Viernes 27: 20hs. Foco Monstruos Nipones – LATITUD CERO (Ido zero daisakusen, Japón-1969) de Ishiro Honda, c/Joseph Cotten y Cesar Romero. 99’. 22hs. Homenaje a Roman Polanski – LA DANZA DE LOS VAMPIROS (The Fearless Vampire Killers, Gran Bretaña-1967) de R. Polanski, c/R. Polanski y Sharon Tate. 107’.
Sábado 28: 20hs. Retrospectiva de Cine de Ciencia Ficción de Europa del Este Durante el Régimen Comunista - OMOIDE (Test pilota pirxa, polonia-1978) de Marek Piestrak, c/Serge Desnitsky. 104’. 21.50hs. Presentación del libro CULT PEOPLE 2 de Nicanor Loreti. 22.30hs. Foco William Malone - CRIATURA (Creature, EUA-1985) de William Malone, c/Klaus Kinski. 97’.
Domingo 29: 17hs. Foco de Dudoso Gusto – LA SVÁSTICA EN EL VIENTRE (Italia, 1977) de Mario Caiano, c/Sirpa Lane, Giancarlo Sisti. 70’. 18.15hs. Festival de TRAILERS DE ISABEL SARLI (actividad gratuita). 19.15hs. Función de clausura – LA ENTREGA (L’occhi dietro la parete, Italia-1977) de Giuliano Petrelli, c/Fernando Rey, John Philip Law, Olga Bisera. 85 impredecibles minutos.

 

jueves, 21 de junio de 2012

Caso 3: La Fée, de Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno Romy



DIRECTOR: Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno Romy

PAÍS: Francia/Bélgica  

AÑO: 2011

DURACIÓN: 93 minutos

GUIÓN: Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno Romy

REPARTO: Dominique Abel, Fiona Gordon, Phillippe Martz, Vladimir Zongo y Bruno Romy










Calificaciones Trauma Cinéfilo

  


       LUCIANO ALONSO:  

NADIA MARCHIONE:  

Caso 3: La Fée, de Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno Romy, por Luciano Alonso

La belleza posible del artificio manifestado

Alguna vez se pensó que la belleza artística respondía a la fidelidad posible en la representación de la realidad. Luego, el concepto se puso en duda, hasta que finalmente se desmintió por completo. Rupturismo, vanguardia.
Luego se volvió a las formas de representación clásica. Los cambios asociados a nuevas tecnologías volvieron a desajustar y descompensar este equilibrio nunca conseguido. Los que aún piensan que el mundo se resuelve en términos binarios, todavía insisten con la idea de defender unas formas de representación sobre otras. 
Lo cierto es que, al día de hoy, la belleza artística aún es un misterio. Subsisten maneras de representación que pretenden ser fieles a la realidad y maneras que lo pretenden sólo parcialmente y maneras que no lo pretenden en absoluto.

La Fée (El hada), es una película que habilita pensar que no pretende ser una representación fiel de la realidad o que sólo lo pretende parcialmente. El indicio más obvio de ello es su título. Como todos sabemos, las hadas son criaturas fantásticas producto de la imaginación o de su contraparte, la fe religiosa. La película, no obstante, no pertenece al género fantástico, toda vez que guarda demasiadas similitudes con el mundo tal como lo conocemos. 
El argumento es simple. Dom es el portero nocturno de un hotel. A poco de comenzar su jornada, recibe a Fiona quien, además de convertirse en huésped ocasional, le confiesa ser un hada e invita a Dom a pedirle tres deseos. Dom, cuyas ambiciones se revelan simples, sólo es capaz de pensar en dos: Tener una moto y gasolina para la moto de por vida. Fiona ocupa su habitación. Dom sufre un accidente doméstico, tras atragantarse con la tapa de metal de un frasco. Fiona lo ayuda y, como quien no quiere la cosa, le salva la vida. Dom se queda dormido. Al otro día, al despertarse, se encuentra con una moto de obsequio en la recepción del hotel y un mensaje de Fiona, que lo cita en un bar. Fiona le comunica a Dom que puede disponer de la nafta almacenada en un inmenso barril cuyas dimensiones alcanzarían para cubrir las necesidades de Dom para toda su vida. 
Hasta aquí, todavía podríamos pensar que la película introduce nociones explícitamente fantásticas o irreales, como milagros y soluciones mágicas. Luego, el espectador descubre que Fiona es una ladronzuela, por lo que se puede inferir que la moto que ha recibido Dom probablemente sea robada y que el acceso a ese depósito de gasolina quizás es fraudulento. 

No obstante, luego suceden otras escenas y situaciones total y completamente irreales. En definitiva, lo fantástico y lo realista van alternándose sucesivamente. Al final, es el espectador el que decide si lo que acaba de ver fue un cuento de hadas, una película simbólica o un disparate. Total, que lo mismo da. Lo que importa es que La Fée es potencialmente divertida y permite que el espectador se deje seducir por la belleza posible del artificio manifestado. Paisajes de catálogo, trucos de cámara rudimentarios, modos artesanales de hacer cine (que no pretenden otra cosa más que una efectividad provisoria y genial, a su manera). Todo eso se conjuga para ayudar al espectador a que imagine más y mejor. En ello radica su gracia y encanto. Enhorabuena. 

Mi escena favorita: Luego de varias aventuras y desventuras, regresan al bar donde se conocieron. En el transcurso de la noche, y con la acumulación de copas, la atmósfera se vuelve rara. Una mujer con rulos, integrante de un equipo de fútbol femenino, canta una canción, recostada sobre la barra, con la camiseta aún puesta. Todo luce mágico y real a la vez en esta escena, acaso la más bella de todas.


Caso 3: La Fée, de Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno Romy, por Maia Debowicz

El cuerpo de la obra

Existe una razón contundente por la cual jamás podría ser actriz: aún no he aprendido a manipular mi cuerpo, él tiene libre albedrío y una independencia extrema con mi mente. Bailo mal, no sé correr sin que me tire el vaso y me niego rotundamente a saludar al sol.
Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno Romy por suerte no piensan como yo y utilizan su cuerpo como la materia prima de su obra, sus películas son una lección completa de anatomía que logran despertar y conmover hasta los músculos más oxidados de los espectadores anti-deportistas.

Hay seres humanos que simplemente nacieron con la sensibilidad del artista y todo lo que observan lo transforman en arte. El trío canadiense-belga que con La Fee logra su primer trilogía pertenece a este grupo, ellos son mucho más que simples cineastas, son artistas que podrían vivir dentro del MOMA. Colores estridentes+ gags sonoros y visuales+ ausencia de diálogos+ humor absurdo + números musicales es la fórmula de este excéntrico cine, fórmula que provocó como resultado una desbordada felicidad en mi vida.

Su nueva película presenta a un hada de carne y hueso que llega a un hotel de una estrella a concederle tres deseos a Bruno, pero él es tan poco ambicioso que sólo pide dos: Tener una moto y nafta de por vida. ¿Si las hadas existen?, en el cine de Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno Romy, sí. ¿Y en la vida real?, quizás también. La magia no tiene explicación y lo más importante de la vida se trata de eso, de no poder comprender racionalmente hechos de una dimensión desconocida llamada el plano emocional. La Fee requiere este contrato previo, creerle el fantasioso relato por completo porque en definitiva el cine, en parte, existe para cumplir ese objetivo: soñar sin peso en las alas para volar libremente sin prejuicios ni restricciones mentales.

Escena favorita:
Bruno se disfraza para rescatar a Fiona del psiquiátrico y como bebes siameses sus cuerpos se unen en uno solo para poder escapar de esa tenebrosa institución y sentir la libertad del viento producido por la velocidad del primer y segundo deseo: la moto y la nafta eterna.


Caso 3: La Fée, de Dominique Abel, Fiona Gordon y Bruno Romy, por Nadia Marchione

Cuestión de Fée


El clown es mágico.  Logra la magia de ese tipo de espectáculos que viéndolos hoy, aquí  y ahora, sin efectos de posproducción, nos asombran.  El clown tiene activado y logra activar en el público la mirada primera, curiosa, sensible y despierta de un niño.  El clown es tierno y a la vez inteligente, no es infantil, usa todos los recursos que su vida adulta le proporcionaron.  Pero los usa sólo como el clown sabe hacerlo.  Y jamás pierde la capacidad de sorpresa.  Y el clown ante todo cree.  Cree sin ser crédulo.  Cree en sí mismo, en lo que ve, en lo que oye, en el otro y en su entorno. 

En La Fée, Fiona sostiene que es un hada.  Y nunca llegamos a saber si es realmente un hada o está un poco loca o un poco de cada cosa.  Así, como el clown, La Fée es  mágica sin efectos.  Tierna e inteligente, con un tipo de humor físico que sólo puede lograrse con un entrenamiento muy preciso, sensible y ajustado.  Y con el cuerpo nuevamente aparece la figura del clown.  Cuerpos despiertos, plásticos y flexibles que dan paso a la magia dentro suyo.  Dan paso a que la magia los atraviese y lograr figuras extrañas pero no imposibles.  Que maravillan al ojo del espectador con sólo trocar un poco el nivel social de las figuras.

Y La Fée es puramente cinematográfica.  Sucede que, no obstante recordar al clown (cuya tradición remite fundamentalmente a lo teatral), remite más a sus parientes de celuloide, a aquellos que hicieron con el clown fantasías de cine, que jugaron con imágenes, puestas de escena y puestas de cámara.  A aquellos que como Jacques Tati volvieron palpable la magia instalada en los pequeños trucos de encuadres, haciendo chistes con detalles que sólo el ojo de una cámara puede elegir mostrar.

Y no podemos hablar de La Fée (tampoco del clown, otra vez) sin mencionar la importancia de la música.  La banda sonora, la elección de las repeticiones, del ritmo y de las melodías, está pensada en esta película para que sea un actor más, otro cuerpo plástico que se adapta a la película para respirar con ella.

En La Fée Dominique y Fiona (sus nombres en la vida real, nombres que también mantienen en sus otras películas, como los clowns mantienen su identidad a través de los diversos espectáculos) se conocen, se enamoran y hasta tienen un hijo.  Pero esto no es lo importante.  En La Fée lo importante no es lo que se cuenta sino cómo, la elección de este modo particular y personal de ver el mundo como lo ve un clown, con los ojos bien abiertos, mirando de frente, y siempre siempre, por sobre todas las cosas, creyendo.

Mi escena favorita: La coreografía armada en torno a un auto, una moto, ellos, y el bebé, donde lo puramente artificial de los decorados, los efectos y el movimiento está puesto en función del ritmo de sus cuerpos y de algo que también hace mucho el clown: tranquilizar al público, decirle algo así como "todo lo que ves está bien, el riesgo aparente es sólo parte de la diversión, no es real".




Crítico de lujo invitado: Paula Vazquez Prieto


Cuestionario Trauma Cinéfilo



1) ¿A qué le tenés miedo?:  A la oscuridad y a los hombres - gato.

2) Tus 5 directores favoritos:
1-Howard Hawks
2-Roberto Rossellini
3-Eric Rohmer
4-Raoul Walsh
5-Nicholas Ray

3) Tus 10 películas preferidas:

1- El rayo verde, de Eric Rohmer.
2- La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock
3- El pirata, de Vincente Minnelli.
4- Más allá del olvido, de Hugo del Carril.
5- Viaje por Italia, de Roberto Rossellini.
6- Cuando Harry conoció a Sally, de Rob Reiner.
7-Perdidos en Tokio, de Sofía Coppola.
8-El mago de Oz, de Victor Fleming.
9-El romance del Aniceto y la Francisca, de Leonardo Favio.
10- El verdugo, de Luis García Berlanga.

4) Una película perfecta:
La adorable revoltosa, de Howard Hawks.

5) Un director al que detestás: Lars Von Trier.

6) Un amor platónico cinéfilo: Obvio que Cary Grant, ¿quién más?

7) ¿Qué es para vos el cine?: Un amor.

8) ¿Cuál fue el máximo de películas que viste en un día?: 5, creo, que en algún festival. Mucho no me acuerdo, gracias que las retengo cuando las veo de a una.

 
9) Tu mayor trauma cinéfilo: La bruja Maléfica de La bella durmiente. La más mala de todas, más que Joan Crawford. Todavía la veo y me pongo a llorar.
 
10) Una película que descubriste últimamente: Hell is for Heroes, de Don Siegel. Masterpiece. Y eso que el cine bélico no es mi plato preferido.

 
11) La película que nunca terminarás de entender: El origen. (Me quedé pensando: ¿Qué son los sueños?... Mmmm Eso o... ¿Para qué hizo esta mierda? No me acuerdo.

 
12) La película que más veces viste: Titanic, 8 veces en el cine. En televisión algunas varias que me da fiaca enumerar.

 
13) La película que te da vergüenza decir que te encanta: Novia se alquila, un clásico de los 80.

 
14) Una película de la que te levantaste y te fuiste: Irreversible. Demasiado para mí.

15) Una película que detestaste y después te terminó convenciendo o viceversa: Me gustó bastante La amante del teniente francés la primera vez que la ví. No sé en qué estaría pensando. Después me quise matar.
 


La vida es sueño
(nota publicada en la revista El Amante)

Surgido del seno de un hogar europeo, la mirada del extranjero se hizo carne en Vincente Minnelli, aún en el seguimiento de una tradición tan americana como la del musical. De padres dedicados al teatro de vaudeville, Minnelli fue primero fotógrafo y diseñador de carteles en el cine, para luego diseñar escenarios y vestuarios en Broadway. En los 40 sería el famoso Arthur Freed quién lo llevaría a Hollywood para dirigir números musicales en la MGM. Estuvo dos años entre bambalinas, familiarizándose con la técnica cinematográfica, sobre todo con el manejo de las grúas, consolidando así una asombrosa habilidad técnica.
Su debut en la dirección llegaría en 1943 con Una cabaña en las nubes, ópera prima que expresó el trabajo de la unidad musical de Freed y representó la continuidad de lo que se había iniciado con El mago de Oz. Amante del arte y la cultura europea, Minnelli impregnó con ese amor todas sus obras. Extrema, casi superlativa, su idiosincrasia cosmopolita le permitió desfilar con tacto exquisito por géneros tan cercanos a la sensibilidad femenina como el melodrama o el musical.
Como lo destacan las apreciaciones laudatorias del crítico cubano Guillermo Cabrera Infante, ese gesto se hace notable en el retrato de sus personajes masculinos. Románticos incurables que colisionan contra un mundo de reglas estrictas, reglas de conducta, de moral y de compromiso social. Los hombres de Minnelli, sobre todo los jóvenes, siempre desafían ese estado de cosas, poniendo en crisis una idea de virilidad que se había hecho dominante desde la posguerra. El Tommy de Té y Simpatía es agredido por sus compañeros de estudios porque no le gusta el fútbol y prefiere pasar sus tardes escuchando música clásica y escribiendo cuentos de amor y aventura. El rechazo a su mera presencia representa el profundo temor que inspira quien resulta diferente y, por lo tanto, incomprensible, como lo escenificaría la crisis de valores de la era Vietnam. En Brigadoon, otro Tommy encuentra en ese pueblo de ensueño su verdadera vida, aquella que le resulta tan extraña en la Nueva York áspera de los 50.
La atracción de Minnelli hacia lo onírico y lo festivo parecía una especie de antídoto contra la intensa soledad que lo embargaba a menudo. Y esa incomodidad que genera el saberse fuera de lugar, fuera de tiempo, es la que conduce a sus personajes a indagar en su interior, buscando la verdadera razón de su falta de pertenencia. El Minnelli outsider, aún en el seno del sistema de Estudios, fue el más claro reflejo de una de las carreras más personales dentro de Hollywood, que muchas veces le valió el olvido o la subestimación. Su estilo visual sofisticado, casi en las penumbras de un mundo semi-real, donde la realidad y la fantasía conviven en tregua nunca enteramente armoniosa, fue la consciente cristalización de sus ideales.
Como muestra el análisis preciso del filósofo francés Gilles Deleuze, Minnelli se caracterizó por la utilización constructiva del color para poner en escena sus aspiraciones. Los colores, intensos, arrebatados, surrealistas, aparecen en pantalla de manera dramática, en relación al estado de ánimo de sus personajes y en consonancia con la atmósfera de la situación que se está narrando. Etéreos, se aíslan de manera ostensible, casi brutal, y se combinan potenciando en sobremanera el aura sentimental de la obra.
Minnelli fue el soñador extravagante por excelencia del cine clásico. Su pasión febril y su romanticismo audaz lo llevaron por un camino de profunda desilusión respecto al mundo que lo rodeaba. El itinerario de su filmografía, sobre todo a partir de mediados de los 50, marca su creciente desasosiego sobre una realidad que lo hacía sentir impropio, débil y hasta con rasgos de hipocresía. Su descontento con los prejuicios sociales que muchas veces dictaban las revisiones a sus guiones, amparadas en las exigencias de la taquilla, lo fue haciendo más resistente.
¿Cómo logró tal cantidad de obras íntegras, audaces, incómodas y excepcionales en un sistema tan rígido, tan atado a los convencionalismos? Pues porque los grandes talentos han sabido sortear con tino y astucia las barreras que se anteponían a la fluidez de su expresión. Porque el buen gusto y el refinamiento del que tanto han hablado los críticos era en realidad una mirada lúcida e inteligente sobre una realidad que se tornaba cada día más opaca. Sin solemnidad ni falsa indignación, Minnelli fijó la atención sobre los asuntos que más fervor le habían despertado, haciendo la poesía cinematográfica más auténtica que pudiera jamás haberse proyectado.
Modesto en sus declaraciones, se ha hecho soberbio en sus imágenes, que desnudan un sello inconfundible, conseguido a fuerza de talento y sacrificio. Un oficio aprendido con maestría y dedicación, coronado con una monástica dedicación a los detalles y los ribetes finales. Sin prisa, este alegre italoamericano nos contagió su risa y sus lágrimas, nos prestó sus sueños, nos regaló la belleza de sus imágenes, nos inundó con su amor por el cine, nos enseñó la desazón y la renuncia. Nos hizo sentir que durante dos horas, en esa sala oscura y silenciosa, podíamos ser parte de una vida mejor, más íntegra, más colorida, más verdadera, como sólo el cine y los sueños pueden demostrarlo.
Paula Vazquez Prieto.

Quienes aún no han entrado al universo de Minnelli, pueden hacerlo con sus highlights en cada género, aquellos títulos que mejor lo representan: La rueda de la fortuna (Meet me in St. Louis, 1944) y Brindis al amor (The Band Wagon, 1953) en el musical; Cautivos del mal (The Bad and the Beautiful, 1952) y Dios sabe cuanto amé (Some Came Runing, 1958) en el melodrama; y El padre de la novia (Father of the Bride, 1950) y Designios de mujer (Designing woman, 1957) en la comedia