Interrumpimos la programación
habitual de este blog con un comunicado especial que nos afecta en nuestro
carácter de consumidores cinéfilos y seres humanos viviendo en sociedad. En
tanto individuos con poderes comunicantes, sentimos que es nuestra
responsabilidad advertir a la población y el mundo de un creciente mal que nos
aqueja y socava desde las raíces del infierno. El mismísimo Mefistófeles,
también conocido como Satanás, Lucifer o Belcebú ha encarnado en un ser humano
con apariencia de cineasta. Este individuo es conocido con el nombre de Gaspar
Noé. Su maldad, solo equiparable a la de Plancton o Little Nicky, se nutre del
incomprensible fanatismo de sus inocentes víctimas (estudiantes de cine
atolondrados e intelectuales cretinos). Este ser Satánico ha sido engendrado
inexplicablemente en el seno de una familia esplendorosa. Su padre no es otro
que Luis Felipe Noé, gran artista y persona que ha sabido conquistar con amor y
sabiduría el farragoso terreno del arte. El gen del mal nació un 27 de
diciembre de 1963 en Buenos Aires, Argentina. Su maquiavélico plan comenzó a
dar sus amargos frutos en 1998, cuando estrenó su aborrecible “Solo contra
todos”. Desde entonces, ha ido trazando una obra minuciosa de mal gusto soez
que la prensa canalla y el amarillismo más primitivo ha utilizado en beneficio
propio, postulando una serie de premisas abortivas de inteligencia nula que se
han repetido hasta el hartazgo y la saturación abyecta. La fórmula Noé es
simple: 11% de violaciones + 27% abortos + 19% de utilización de fetos muertos
+ 21% violencia pornográfica + 5% drogadicción + 9% exhibición impúdica de
cuerpos sin ropa + 8% sexo bruto. Su insaciabilidad demoníaca engendró una
segunda película, llamada “Irreversible”, cuyo impacto fue inmediato y mortal.
Estamos al tanto de espectadores que han caído muertos de pánico y miedo en las
salas de cine. Es de público conocimiento que múltiples espectadores se han
vuelto locos luego de haber sido expuestos a la proyección completa de tal
película. Incluso hemos conversado con uno de ellos, ahora interno en un
hospital psiquiátrico en condiciones infrahumanas. Insistía en su entrañable
necesidad de comer fetos muertos, mientras los enfermeros intentaban disuadirlo
de su intención de golpearse la cabeza con un matafuego. Aprovechamos este
medio para pedir disculpas por no haber tomado las precauciones necesarias con
anterioridad. Gaspar Noé lo ha hecho de nuevo. Ahora sí esperamos que el lector
comprenda la gravedad del asunto y tome participación activa. El Jueves 15 de
Marzo del año 2012, siete copias de su tercer película, concebida como “Enter
the void”, han tomado las salas de cine de Buenos Aires. Es de capital
importancia que se pongan en práctica las medidas necesarias ante este virus de
propagación masiva. ADVERTENCIA: NO SE ACERQUEN A MENOS DE CIEN METROS DE LAS
SALAS DE CINE CONTAMINADAS. Los inconcientes que no nos tomen en serio, corren
el riesgo de que le crezcan pelos en las palmas de las manos y que les salgan
gigantescos granos con pus a lo largo y a lo ancho de las nalgas y el rostro. Por
lo demás, es cosa sabida que las mentiras más fabulosas son capaces de
convertirse en verdad a fuerza de repetición. Basta que un mito se repita las
suficientes veces para que se lo tome en serio. Es necesario que los
estudiantes de Puan, FUC, CIC, CIEVyC y
los hipsters de turno entiendan que no son cool por conjurar al demonio, sino
que están siendo víctimas de un proceso de deterioro intelectual que corre el
riesgo de ser la razón principal de la extinción de los seres humanos en el
Planeta Tierra. No repitas como loro que Gaspar Noé es delirante o provocativo.
No recomiendes sus películas. No vayas a verlas. El futuro de la humanidad está
en tus manos. FIN DEL COMUNICADO.
Trauma Cinéfilo.
Viernes 16 de Marzo. 02:20 P.M.
Quisiera consultar lo siguiente:
ResponderEliminar¿Podría trazarse un paralelo entre el 11% de violaciones presentes en las películas de Gaspar Noé con el 26,5% de enanos incendiándose en la obra de David Lynch?
Gracias. Muy interesante el desarrollo crítico. Debo decir que por mi avanzada edad, mi trauma cinéfilo se remonta a un episodio de Los tres Chiflados en el que Shemp, por efecto de una alucinación provocada no recuerdo por qué sustancia, veía repetidamente y si no me falla la memoria dentro de un tren, un pájaro con forma humanoide, que desde mi punto de vista, era gratuitamente repulsivo y que por supuesto, marcó obsesivamente mis noches de infancia.
Saludos