Comienza
la cuenta regresiva para el inicio de la nueva edición del festival de cine
independiente de Buenos Aires, sólo faltan 6 días, 144 horas, 8640 minutos. El
aire se siente distinto, la ciudad se vuelve extranjera y uno de repente
comienza a sentirse turista de su propia ciudad natal. Pero lamentablemente no
todo es felicidad ya que un cine histórico sede del BAFICI ya no se encuentra
con vida, el Atlas Santa Fe inaugurado en el año 1986 dejó de respirar el 25 de
Mayo de 2011 y hasta el momento sigue cerrado con los mismos posters de las
películas de su última función y las mismas publicidades de películas que ya no
pudo estrenar.
El
Atlas Santa Fe no era un cine más, era un espacio para gente que realmente le
gustaba el cine, era un espacio para gente que solamente quería ir al cine, sin
ver negocios, sin comprar nada, sin comer pochoclo. El cine como arte y el cine
como espacio físico no van separados, por lo contrario van de la mano y no es
lo mismo ver una película en una sala de un Shopping Center que en una
romántica sala de barrio.
Después
de este momento de lamento justificado, comienzo con lo más importante:
evitarle a la comunidad cinéfila más cantidad de traumas.
Hay
una tendencia recurrente que consiste en programar en los festivales
independientes de cine películas asquerosas, perversas y exageradamente
violentas. Nuestra obligación es advertirles sobre este mal, despertarlos de la
ingenuidad e intentar salvarlos de exponerse a estos directores tan crueles y
despiadados.
La
primer película que hay que evitar es “L´apollonide- Souvenirs de la maison close” de Bertrans Bonillo, película que proyectaron en el Festival de Cine Mar
del Plata. Esta película francesa de mujeres voluptuosas desnudas teniendo sexo
en un burdel del 1900 invadió varias de mis escalofriantes pesadillas soñadas
en la feliz. Solamente dos escenas logran que la película sea intolerable e
insoportable.
La
segunda película a escapar es “Hors Satan” de Bruno Dumont. Sólo acercarse a
ella en caso que sean masoquistas y les guste aburrirse con el exorcismo de una
figura religiosa.
Estas
dos películas mencionadas compitieron en el Festival de Cannes 2011, al igual
que “The tree of life” y que “Melancolía”. Las pruebas indican claramente que
el 90% de las películas enfermizas y cancheras provienen de la falta de
criterio de ese festival, arribando luego a Buenos Aires con la peligrosa
legitimación de haber transitado por Cannes, vendiéndonos carne podrida por
sushi. Desenmascaremos a estas películas de festivales importantes, es ahora o nunca.
Las
recomendaciones para ver son varias pero hay una película en particular que no
pueden perderse de verla. Si se quieren un poquito deben sacar la entrada ahora
mismo para “This is not a film” de
Jafar Panahi y Mojtaba Mirtahmasb. Todo lo que relaten sobre esta obra no es suficiente para
abordarla, no hay descripciones ni piropos existentes para reflejar lo que
genera esta película iraní.
Un
director de cine preso en su casa, castigado con la orden de no volver a filmar,
logra construir una película apasionante desde las infinitas limitaciones. Las
llamadas diarias con su abogada, la espera de su sentencia, el relato de la
película que no pudo ser (pero es) y una iguana muy verde que posa con talento
para la cámara. Jafar Panahi continúa preso en su propio hogar, así que
minimamente vayan a ver su gran obra gozando de su plena libertad.
La segunda recomendación es la nueva película de
Ursula Meier “L´enfant D´en haut”.
Personalmente
espero desde el 2008 su nuevo largometraje ya que su última película “Home” me
deslumbró, su cine es fuera de lo común. Además de su nueva película que se
encuentra en competencia internacional, esta la opción de ver en la sección
ACID un telefilm de 2002 llamado “Des
épaules solides”
La
tercera recomendación es el nuevo largometraje de Yorgos Lanthimos, director
griego que dirigió en 2009 una inmensa película llamada “Dogtooth”.
El
cine griego contemporáneo es soberbio en el mejor sentido de la palabra, no se
parece a nada, tiene una identidad imposible de imitar. Yorgos Lanthimos al
igual que tienen la capacidad de narrar
las realidades mas crudas y violentas con una inteligencia muy precisa, pueden
representar el dolor más asfixiante en una imagen poética hipnotizante.
La
cuarta y última recomendación de este texto es para una película argentina
llamada “La araña vampiro”. Su
director, Gabriel Medina, no es cualquier cineasta. Gabriel Medina es el
creador de la película “Los paranoicos”, opera prima de 2008 que sorprendió
positivamente a la crítica y al público creando una ola de esperanza casi
religiosa sobre el futuro cinematográfico de este joven director.
Después
de ver seis veces “Los paranoicos” y descubrirla cada día más perfecta que el
día anterior, recomiendo decir presente en su nueva película.
Durante
el BAFICI iremos escribiendo las críticas de las películas que vamos viendo,
día a día subiremos puntajes y reseñas a nuestra página para los fieles
seguidores de Trauma Cinéfilo.
Ya
faltan menos horas, vayan a sacar sus entradas que ya comienza el festival del
cinéfilo.
Nos
vemos en el cine,
Maia
Debowicz – Trauma Cinéfilo.
Pero no entiendo ¿qué hay más lindo que mujeres voluptuosas teniendo sexo en un burdel? El desnudo siempre garpa; creo que se deberían filmar películas en donde independientemente del guión, todos estuvieran desnudos. Esto tiene el beneficio secundario de que luego, cuando se proyecta en países con cierto grado de censura, la pantalla estaría plagada de bandas negras en movimiento: una obra de arte contemporáneo concomitante, sin dudas que le daría al film la posibilidad de girar en más de un círculo al mismo tiempo.
ResponderEliminarDe todos modos, gracias por las recomendaciones; nunca fuí, ni seré, animal de Bafici: Fuí una vez sola a ver una película de Frank Zappa que me agradó. Esto se vió empañado porque me habìa comprado unos nachos con salsa, y como no había lugar, me senté el pasillo. Mientras me acomodaba, puse a un costado el appetizer. Detrás mío entro un tipo que puso el pie exactamente ahí; el resto se adivina: nachos y salsa alejándose por la alfombra, rehuyendo mi compañia. Saludos
El conflicto nunca es el qué, sino el cómo. Lo importante no es la historia sino el relato y la forma de narrar de esta película es muy perversa sin sentido alguno. Toda la belleza de esos cuerpos escultóricos desnudos es absorbida por dos escenas violentas injustificadas. La provocación sin contenido es una enfermedad que se contagia en el Festival de Cannes.
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